LA MUDANZA OBLIGADA
La dificultad que se plantea cuando se debe dejar el hogar, materializado en casa o departamento, que fue forjado con mucho sacrificio o no, es paralizante. Sobre todo, cuando nadie nos advirtió que acceder a ese sueño de la casa propia podría llegar a tener un final de pesadillas por causas obligadas o de fuerza mayor. Entonces, la desazón, la frustración y la impotencia, pretenden adueñarse de nosotros.
Dejar el espacio elegido para reducirnos a uno que es más forzado porque la realidad lo impone, no genera precisamente sentimientos gratos. Esta situación, no nos es extraña a los argentinos. Es y fue vivida por muchísimas familias en nuestro país, debido a las interminables crisis económicas, la pérdida del empleo, la reducción del salario y la caída de la dignidad laboral y social.
El tema tampoco escapa, en los últimos años, a países “desarrollados” tales como España, EE.UU e Irlanda, entre otros, en los cuales como producto de la crisis de las hipotecas, un alto porcentaje de familias debieron abandonar sus hogares ante la imposibilidad de pagar sus deudas. Esta situación es uno de las bases sobre la que sustentan su indignación el movimiento de “los indignados”.
Volviendo a la situación que se presenta en nuestro país, el afán de propiedad de la “casa” y el ascenso social que ello implica, heredado de nuestros ancestros inmigrantes, “tanos”, “gallegos”, “rusas”, etc., prendió fuerte en el sentimiento de valoración y progreso individual, haciendo aún más penosa la perdida e hiriendo los sentimientos de auto-valoración puestos en juego simbólicamente en ese espacio de propiedad adquirido. No obstante, se pueden privilegiar algunas actitudes que puedan ayudar a transitar y superar este difícil y crucial momento: tomar consciencia de que solo se trata de una circunstancia, indudablemente critica, por la que se debe pasar, sin tratar de minimizarla ni permitir que absorba toda nuestra realidad. No admitir que esta circunstancia se convierta en depresiones o enfermedades. Comunicar el estado de ánimo, la angustia y el dolor que provoca la pérdida no deseada.
Ser creativos, tratar de ver en la dificultad también una nueva posibilidad. Advertir la oportunidad de volver a empezar con el nuevo conocimiento que genera, inesperadamente, también, la difícil situación por la que atraviesa. Apoyarnos y rodearnos de afectos, amigos, y seres queridos. Tratar de rescatar la solidaridad que en mayor o menor grado se nos trata de acercar.
No renunciar a la esperanza. Intentar comprender la dinámica de la vida. Aprender a tolerar todo aquello que nos frustra para poder seguir adelante, sin quedarnos paralizados y desde ese lugar crecer, es el inicio de la respuesta.
Estos artículos fueron escritos para http://www.reporteinmobiliario.com/
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