¿ QUE NOS PASA, JOVENES?
“Se empieza a andar por la vida con el paso pachorriento del filosofo y del clochard, reduciendo cada vez mas los gestos vitales al mero instinto de conservación, al ejercicio de una conciencia mas atenta a no dejarse engañar que a aprehender la verdad”
Cortazar, “Rayuela”.
Según mi interpretación personal de esta frase de uno de los intelectuales mas “nacionales y populares” de nuestro país, crecer significa volverse cada día un poco mas realista. Ir adaptándose, gradualmente a la vertiginosa realidad y con ello, ir asumiendo cada día un poco mas de responsabilidades diferentes. Siendo yo misma una persona joven, me preocupa lo que escucho, veo, percibo y comparto no sòlo con mis contemporáneos sino con las generaciones más jóvenes.
En otros tiempos, estar en la veintena y no tener una perspectiva de futuro era directamente estar “enfermo” o ser un “fracasado”. Y si, el modelo de estado de bienestar desplegado a partir de los 30 en todo el mundo, e importado a la Argentina con el primer gobierno Peronista, enseñaba paternalmente, los marcos valorativos que guiaban a los ya extintos “ciudadanos” en el camino de la vida.
“La fàbrica”, “el club”, “el rioba” mas aporteñado, aparecían como espacios de construcción y reproducción de un lazo social fuerte que establecía responsabilidades y derechos para con uno mismo, para con los otros, y sin saberlo, inconscientemente, para con la comunidad.
Con esto no busco pecar de melancólica, solo tratar de pensar un poco el traspaso de una sociedad “estructurada” a otra “globalizada” que termina con las limites y nos hunde en el mar de la incertidumbre.
Este es el mundo, que mi generación encontró. Una sociedad sumida en el individualismo y en la ruptura de todo tipo de solidaridad. Un mundo en el que los valores como ideales que dotan de sentido no solo a la vida individual sino también a la colectiva, son una perdida de tiempo. Una jungla, realmente de cemento. Desde mi perspectiva, un poco exagerada quizà, el mejor ejemplo del caos hobbesiano.
La última dictadura cívico-militar (y permítaseme remarcar cívico) no solo produjo las consecuencias popularmente conocidas e imperdonables de la desaparición de toda una generación de jóvenes idealistas, sino que cumplió con su cometido: nos sumió a todos en el terror. Paso a explicar.
Últimamente, abundan los artículos e investigaciones que indagan y debaten acerca de la situación de la juventud hoy en día. Jóvenes adultos, adolescentes que no quieren trabajar, que no quieren estudiar, que no tienen límites. De la vereda de enfrente, los padres cansados y sobrepasados por hijos que no terminan de entender.
¿No seremos al fin y al cabo las dos caras de la misma moneda?
Padres que por exceso de censura y contención, y sin un complejo entendimiento ( completamente lógico, traumas sociales como cualquier tipo de genocidio tardan generaciones en ser elaborados!) de un proceso que marco sus propias juventudes, se “liberalizaron” con sus hijos y en una actitud mas adolescente que adulta se “pasaron al otro lado”. Yo personalmente me canse de escuchar frases como: “Y yo que viví el proceso y no podía hacer nada, no le puedo negar esto a los chicos…”. Lógica de la negación, pero no de la creación. Una muestra más, de lo compleja y difícil que es siempre la realidad.
En la otra punta del ring, los jóvenes educados en la “libertad plena”, que los que no fueron completamente complacidos, se sintieron descuidados y abandonados por sus padres. Entonces, son “libres para hacer lo que quieren” sin, evidentemente, entender que toda libertad real conlleva responsabilidades y limites y que uno de los ritos de pasaje a la edad adulta implica dejar de responsabilizar a los padres de lo que hicieron o no hicieron. Abandonar la dependencia de lo que uno es en relación a su familia y asumir lo que se quiere ser. En este punto creo yo (observo yo) que la mayoría de los jóvenes se traban.
¿Resultado final?
Padres que culpan a los hijos, hijos que culpan a los padres. Entonces, inter-generacionalmente nos seguimos moviendo en una lógica de afirmación-negación (nos culpabilizamos los unos a los otros sin asumir responsabilidades compartidas) que, propia de todo proceso, si no lleva a una síntesis que habilite una nueva afirmación, nos marca el estancamiento y la imposibilidad del cierre de un ciclo. No hay dialéctica, no hay cambio. ¿Conclusión? No crecemos, ni los jóvenes, ni los padres.
En una sociedad como la nuestra, sumamente invadida por lo etéreo, monopolizada por el discurso ( con poco o escaso fundamento en la realidad), caracterizada por el individualismo y el consumismo, cada vez mas son los jóvenes que literalmente, se quedan paralizados ante un futuro, que si bien nunca brindo certezas cada vez se vuelve mas oscuro y difícil de desentrañar. Por otro lado, los padres después de “haberlo intentado todo” se resignan a la condición de inmovilidad de sus hijos y también terminan paralizados.
Resultado final: una sociedad de gente que vive para trabajar, sin ver, oír, hablar, etc. Volátil, falta de critica, hiper-manipulable. Casi, una imagen Orweliana.
¿Mi conclusión personal, como una Joven casi profesional? Nunca el futuro estuvo comprado por nadie, si bien es real que otro tipo de sociedades brindaron mas garantías (con otros costos, claro esta). Sin embargo, los jóvenes de hoy nos enfrentamos a una situación un poco mas compleja, con menos certidumbres, mas demandas de calificación en el mercado laboral, mayores demandas de consumo del mercado internacional, menos posibilidades de acceder a crédito y con las inestabilidades económicas que ya caracterizan nuestra querida historia Argentina. Si no nos movemos ahora, que tenemos energía, que tenemos posibilidades, que tenemos recursos, difícilmente nuestro futuro sea prometedor. No solo el “nuestro” a nivel personal, como individuos, sino como conjunto, como colectivo que crea y recrea constantemente la realidad social en la que TODOS vivimos.
Por mas “tabique” que tengamos en los ojos, siempre con un poco de voluntad, podemos despertar y volver a empezar!
Paz Rozados Cuniglio-
Estudiante del ultimo año de la carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, U.B.A.
Algunas cuestiones inter-generacionales…