viernes, 16 de diciembre de 2011

Un silencio en mi yo: Algunas consideraciones acerca de la autoestima femenina.



  "Para estar desesperada, más vale ser productiva siempre es algo que le robamos a la pura y simple autodestrucción." 
                                                                  FRIDA KAHLO



                Reflexionar acerca de las mujeres me lleva a involucrarme en la construcción del recorrido de crear y re-crear la autoestima femenina.
 Los sentimientos de valía personal están relacionados con la manera en que elaboramos y comprendemos concepciones acerca de lo que somos y de lo que queremos.
 Conocerse es realmente un proceso, un devenir que está directamente relacionado con lo que sentimos, pensamos y percibimos. Es una experiencia interior, un viaje de ida, quizás sin saber muy bien cuando se llega.
Itinerario repleto pasadizos que van tejiendo la trama de nuestras vidas, resbalando a veces como si cayéramos en las aguas de un pantano, tocando el fondo de algún dolor con sus vestigios de sufrimiento, es posible que se puedan asomar destellos de esplendores en medio de la oscuridad. Transportándonos hacia el autoconocimiento a través de las decisiones que tomamos y las acciones que somos capaces de ejecutar.
La mayor fuente de información para valorarnos proviene de nuestras experiencias, con sus consiguientes vivencias de éxitos y fracasos, reales o imaginarios.
El trato hacia una misma sucumbe a la influencia de nuestros primeros contactos con las figuras de nuestros  padres, portadores de la posibilidad de transmitir satisfacciones y prohibiciones, premios y castigos.
Los valores asignados a nuestra persona, los estímulos recibidos, condicionamientos, reconocimientos, la confianza, las expectativas, la manera en que fueron contenidos nuestros miedos, inseguridades, las comparaciones, los tabúes, mandatos familiares, son algunos de los tantos pilares, sobre los cuales se va construyendo la autoestima.
La forma en que aprendemos a mirarnos de adultos, no es más que un eco de la repetición de las miradas recibidas en los primeros años de vida.
Abrir las ventanas del interior del propio ser, para vislumbrar quién se es, intentando responder a las propias preguntas, transformando la propia mirada en reflexión, es un acto luminoso que conlleva un fuerte impulso de crecimiento hacia el auto cuidado y el auto afecto.
Con una actitud laboriosa e intuitiva ir encontrando  el permiso para quererse, recreando una consciencia más valorada en confianza y en sentimientos de prospera valida, ayudan a restablecer la relación con la propia identidad.
Algunas mujeres heredan de sus propias madres ( a través de un proceso identificatorio inconsciente), sentimientos  que solo pueden medirse en términos de exigencias, sometimientos, expiación de alguna culpa, resentimientos acumulados, que dejan entrever una autoestima acicateada, escasa en confianza y seguridad. Sentimientos que van anudando una trama opresiva de sensaciones de malestar.Estos costados ocultos de la personalidad arrastran frustraciones recurrentes, armando un escenario de conflictos en las particularidades de la vida cotidiana.
El modelo de relación con la figura de la madre va a ser desplazado hacia otras relaciones. Tomar conciencia, aceptar, tolerar y desplegar emociones y sentimientos relacionados con la hostilidad, rivalidad, envidias, entre madres e hijas, es una de los procesos psicológicos más complejos, pero necesarios para la construcción de la identidad femenina.
Crear una idea contundente de una misma conlleva a desentrañar con que modelo de ser mujer, se creció, decifrando los mensajes recibidos explícitos o implícitos, si éstos se transformaron en exigencias, expectativas, si fueron coherentes, etc.
Encontrar parecidos y diferencias en la relación con la madre,  transpolarlos  al resto de las mujeres de la familia: tías, abuelas, primas, son elementos constitutivos que ayudan a entender con cuales aspectos de identificación femenina se va construyendo la propia valoración.
Encontrarse con una misma implica familiarizarse primero con esos lados oscuros, de sombras, esa cara oculta, carente de luz propia, que pueden estar abrigando trabas internas, inhibiciones, bloqueos que hacen que muchas mujeres se traten a sí mismas como si estuvieran devaluadas.
Mujeres que quizás no se atreven a mirar-se, que sufren, sienten miedos que deambulan por la vida realizando extrañas piruetas, soportando lo insoportable, donde el conocimiento de sí mismas se convierte en algo inasible ignorando, quizás, de esa manera un enorme potencial a descubrir. Son mujeres que están en deuda permanentemente con sus propios deseos. Margarite Durad dice en su libro "El Amante""Esa falta de las mujeres a sí mismas, ejercido por ellas mismas, siempre lo he considerado un error".
 Una actitud creativa, limpia, desinfecta a los lamentos, las quejas y las lisonjas y permite pensar a los conflictos teniendo en cuenta la riqueza de alternativas para encontrar soluciones.
La creatividad consiste en darle vía libre a la imaginación, en busca de esa magia transformadora, alimentando las luces del alma, encontrando conocimientos tranquilizadores, buscando el germen de las propias insatisfacciones. Trazando un mapeo crítico, se pueden ir formateando algunas certidumbres. Para que este proceso se active, es necesario aprender esa alquimia de convertir el sufrimiento en la toma de consciencia, porque si el dolor no se procesa, no se entiende por ende no se sale del conflicto.
Aquí aparece en escena una gran protagonista que es la dificultad actual que padecen muchas personas para elaborar duelos, cortes, pérdidas, dejando a las personalidades fragilizadas en aspectos pueriles.
Se necesita coraje para liberarse de la ilusión de seguridad que implica refugiarse en los aspectos infantiles que patentizan un pacto de no-crecimiento adulto.
Mágicamente a veces se cree que lo que nos puede hacer feliz está fuera de nosotros, por esta razón muchas mujeres viven a medias, buscando afuera lo que hay que buscar adentro.
Luchar contra los fantasmas de una misma, abordar, con inteligencia, intuición, creatividad, las raíces de los conflictos, ensanchan la capacidad reflexiva, ayudan a dar unidad a los fragmentos que conforman la autoestima. La vida siempre ofrece posibilidades, regala momentos y situaciones que ponen a prueba lo mejor y lo peor de una misma, pulsar con la vida defendiendo la capacidad de lucha, voluntad, vitalidad, convierten a una mujer en una defensora aguerrida de los aconteceres de su propia existencia. Reconocer y aceptar las crisis vitales son insoslayables recursos que ayudan a reactivar el stock de la propia estima, evitando de este modo no quedar detenidos en el tiempo con una identidad cristalizada.
Fomentar la capacidad de reflexión crítica, buscarse, encontrarse, desencontrarse, sentirse confundida. Batallar contra todo aquello que es producto de la educación recibida que obtura el crecimiento personal, desarticular los modelos estereotipados de lo que es ser mujer, es una tarea fértil, permanente y necesaria para la construcción de la subjetividad femenina.
En la búsqueda se produce un despliegue de energía que hace gala de una enorme vitalidad. Aquellas mujeres que se atreven a comprometerse con su propio desarrollo y crecimiento, legitimando sus sentimientos de valoración personal, se convierten en dueñas de sus elecciones y decisiones, con sus consiguientes aciertos y equivocaciones. Son menos idealizadoras, menos dependientes, se conectan con lo mejor de la singularidad de sus emociones, se atreven a correr riesgos, son más realistas, seguras y femeninas.
Es necesario aprender a construir la propia imagen con una identidad firme y consustanciada, cuyo patrimonio sustancial es el propio deseo.
Entendiendo que somos personas, con cuerpos, mentes historia familiar, etc. lo que se haga con ellos es nuestra responsabilidad. Como dice Sartre:" No importa lo que la historia ha hecho con el hombre, sino lo que el hombre hace con lo que la historia ha hecho de él".



Algunos indicios que intentan dar cuenta de una autoestima baja:
-Labilidad  Afectiva: Cambios en el humor
-Vulnerabilidad extrema ante las heridas o los fracasos
-Inhibiciones de cualquier tipo
-Angustia difusa
-Necesitar demasiado del reconocimiento y admiración de los demás
-Compararse permanentemente
-Idealizar mucho a personas o situaciones
-No sostener coherencia entre el sentir, pensar y actuar
-Fuertes sentimientos de culpabilidad
-Conductas saboteadoras
-Fuerte atracción hacia el sufrimiento
-Dificultades para procesar y elaborar duelos
-Empobrecimiento del yo
-Dificultad para disfrutar de situaciones placenteras
-Amar desde sentimientos ambivalentes
-Desde la experiencia subjetiva, una pobre apreciación de sí misma.


Es importante aliarse con una gran dosis de :
-Respetarse y pedir ser respetada.
-Ser capaz de sentir alegría y disfrutar de situaciones placenteras.
-Permitirse sentir tristeza sin caer en una depresión.
-Tomar conciencia de las propias virtudes y vulnerabilidades.
-Poder confrontar conflictos, vivenciando un fuerte sentido  de la vida y de la propia identidad.
-Tener proyectos, metas, objetivos que estén en relación con las posibilidades reales de llevarlos a cabo.
-Reconocer crisis vitales.
-Manejo de sentimientos de culpa.
-Tolerar situaciones dolorosas sin dañarse física o psicológicamente.
-Disfrutar de la sexualidad.
-Capacidad para elaborar duelos.
-Encontrar permiso para quererse, con lo que se es, cómo se es y con lo que se tiene.



Me parece importante destacar como ejemplo de lucha por la vida, convirtiendo el dolor en arte, un fragmento de la biografía de Frida Kahlo narrada por Rauda Jamis: "la vida de FK es una fábula donde la muerte persiste como un fantasma. Nacida en México en 1907, desde su infancia el dolor entró en su cuerpo para no salir jamás. Sufrió intervenciones quirúrgicas en la columna vertebral, le fue amputada una pierna (...) Así, la pintura vino a ella por el tormento y los dolores que soportaba. Toda su energía fue canalizada en la pintura y el amor. El sentido profundo de la obra de FK es su pintura autobiográfica de total sinceridad, pintura trágica que se refiere siempre a la vida interior, refinada y sangrante entre el dolor y la exaltación de la vida".
Dice Frida Kahlo:" El accidente determinó tantas cosas me parece desde el elemento pintura hasta mi modo de amar. Tanto deseo de sobrevivir implicaba grandes exigencias de la vida. He esperado mucho, conciente a cada paso de que había estado a punto de perderla. No había cosas a medias, tenía que ser todo o nada.
De la vida, del amor yo he tenido una sed inextinguible. ¿Hay masoquismo, perversidad, en la representación de este cuerpo desollado? Dejo a quién corresponda la tarea de analizar semejante destino, marcado en la piel. En cambio no le reconozco a nadie el derecho de juzgar mis heridas reales o simbólicas. Ahí se inscribió mi vida con hierro al rojo, mi envoltura era transparente. Se apoderó de mí demasiado, poseyéndome todo el tiempo. En cambio aún con toda aquella dureza, yo lo sentí más cerca. No hay derecho a juzgar una vida tan densa, ni su fuerza, traducida en la pintura"
En palabras de Rauda Jamis; " Frida Kahlo, ser humano, tuvo que tomar conciencia, por los hechos de la vida, de la plena existencia de su cuerpo, Frida Kahlo, mujer abrió su cuerpo y expresó lo que sentía en él.
Lo que sentía era tan violento que si no hubiera  tratado inmediatamente de identificarlo y luego ordenarlo, hubiera podido volverse loca, abrumada por cosas y dolores que no habría comprendido, mucho menos dominado."
Como bien lo expresa la misma pintora "Emparedar el propio sufrimiento es correr el riesgo de dejarse devorar por él, desde adentro, por lo menos vagos e insensatos. Que la fuerza de lo que no se expresa es implosiva, arrasadora, autodestructiva. Expresar es empezar a liberarse”.

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