"Para estar desesperada, más vale ser
productiva siempre es algo que le robamos a la pura y simple
autodestrucción."
FRIDA KAHLO
Reflexionar acerca de las
mujeres me lleva a involucrarme en la construcción del recorrido de crear y
re-crear la autoestima femenina.
Los sentimientos de valía personal están
relacionados con la manera en que elaboramos y comprendemos concepciones acerca
de lo que somos y de lo que queremos.
Conocerse es realmente un proceso, un devenir
que está directamente relacionado con lo que sentimos, pensamos y percibimos.
Es una experiencia interior, un viaje de ida, quizás sin saber muy bien cuando
se llega.
Itinerario repleto pasadizos que van tejiendo la trama de nuestras vidas, resbalando a
veces como si cayéramos en las aguas de un pantano, tocando el fondo de algún
dolor con sus vestigios de sufrimiento, es posible que se puedan asomar
destellos de esplendores en medio de la oscuridad. Transportándonos hacia el
autoconocimiento a través de las decisiones que tomamos y las acciones que
somos capaces de ejecutar.
La mayor fuente
de información para valorarnos proviene de nuestras experiencias, con sus
consiguientes vivencias de éxitos y fracasos, reales o imaginarios.
El trato hacia
una misma sucumbe a la influencia de nuestros primeros contactos con las
figuras de nuestros padres, portadores de la posibilidad de transmitir
satisfacciones y prohibiciones, premios y castigos.
Los valores asignados
a nuestra persona, los estímulos recibidos, condicionamientos, reconocimientos,
la confianza, las expectativas, la manera en que fueron contenidos nuestros
miedos, inseguridades, las comparaciones, los tabúes, mandatos familiares, son
algunos de los tantos pilares, sobre los cuales se va construyendo la
autoestima.
La forma en que
aprendemos a mirarnos de adultos, no es más que un eco de la repetición de las
miradas recibidas en los primeros años de vida.
Abrir las
ventanas del interior del propio ser, para vislumbrar quién se es, intentando
responder a las propias preguntas, transformando la propia mirada en reflexión,
es un acto luminoso que conlleva un fuerte impulso de crecimiento hacia el auto
cuidado y el auto afecto.
Con una actitud
laboriosa e intuitiva ir encontrando el
permiso para quererse, recreando una consciencia más valorada en confianza y en
sentimientos de prospera valida, ayudan a restablecer la relación con la propia
identidad.
Algunas mujeres
heredan de sus propias madres ( a través de un proceso identificatorio
inconsciente), sentimientos que solo
pueden medirse en términos de exigencias, sometimientos, expiación de alguna
culpa, resentimientos acumulados, que dejan entrever una autoestima acicateada,
escasa en confianza y seguridad. Sentimientos que van anudando una trama
opresiva de sensaciones de malestar.Estos costados
ocultos de la personalidad arrastran frustraciones recurrentes, armando un
escenario de conflictos en las particularidades de la vida cotidiana.
El modelo de relación
con la figura de la madre va a ser desplazado hacia otras relaciones. Tomar
conciencia, aceptar, tolerar y desplegar emociones y sentimientos relacionados
con la hostilidad, rivalidad, envidias, entre madres e hijas, es una de los
procesos psicológicos más complejos, pero necesarios para la construcción de la
identidad femenina.
Crear una idea
contundente de una misma conlleva a desentrañar con que modelo de ser mujer,
se creció, decifrando los mensajes recibidos explícitos o implícitos, si éstos
se transformaron en exigencias, expectativas, si fueron coherentes, etc.
Encontrar
parecidos y diferencias en la relación con la madre, transpolarlos al resto de las mujeres de la familia: tías, abuelas,
primas, son elementos constitutivos que ayudan a entender con cuales aspectos
de identificación femenina se va construyendo la propia valoración.
Encontrarse con
una misma implica familiarizarse primero con esos lados oscuros, de sombras,
esa cara oculta, carente de luz propia, que pueden estar abrigando trabas internas,
inhibiciones, bloqueos que hacen que muchas mujeres se traten a sí mismas como
si estuvieran devaluadas.
Mujeres que
quizás no se atreven a mirar-se, que sufren, sienten miedos que deambulan por la
vida realizando extrañas piruetas, soportando lo insoportable, donde el
conocimiento de sí mismas se convierte en algo inasible ignorando, quizás,
de esa manera un enorme potencial a descubrir. Son mujeres
que están en deuda permanentemente con sus propios deseos. Margarite Durad dice en su libro "El Amante": "Esa falta de las mujeres a sí mismas, ejercido
por ellas mismas, siempre lo he considerado un error".
Una actitud creativa, limpia, desinfecta a los
lamentos, las quejas y las lisonjas y permite pensar a los conflictos teniendo en cuenta
la riqueza de alternativas para encontrar soluciones.
La creatividad
consiste en darle vía libre a la imaginación, en busca de esa magia
transformadora, alimentando las luces del alma, encontrando conocimientos
tranquilizadores, buscando el germen de las propias insatisfacciones. Trazando
un mapeo crítico, se pueden ir formateando algunas certidumbres. Para que este
proceso se active, es necesario aprender esa alquimia de convertir el
sufrimiento en la toma de consciencia, porque si el dolor no se procesa, no se
entiende por ende no se sale del conflicto.
Aquí aparece en
escena una gran protagonista que es la dificultad actual que padecen muchas
personas para elaborar duelos, cortes, pérdidas, dejando a las personalidades
fragilizadas en aspectos pueriles.
Se necesita
coraje para liberarse de la ilusión de seguridad que implica refugiarse en los
aspectos infantiles que patentizan un pacto de no-crecimiento adulto.
Mágicamente a
veces se cree que lo que nos puede hacer feliz está fuera de nosotros, por esta
razón muchas mujeres viven a medias, buscando afuera lo que hay que buscar
adentro.
Luchar contra los
fantasmas de una misma, abordar, con inteligencia, intuición, creatividad, las
raíces de los conflictos, ensanchan la capacidad reflexiva, ayudan a dar unidad
a los fragmentos que conforman la autoestima. La vida siempre ofrece
posibilidades, regala momentos y situaciones que ponen a prueba lo mejor y lo
peor de una misma, pulsar con la vida defendiendo la capacidad de lucha,
voluntad, vitalidad, convierten a una mujer en una defensora aguerrida de los
aconteceres de su propia existencia. Reconocer y aceptar las crisis vitales son
insoslayables recursos que ayudan a reactivar el stock de la propia estima,
evitando de este modo no quedar detenidos en el tiempo con una identidad
cristalizada.
Fomentar la
capacidad de reflexión crítica, buscarse, encontrarse, desencontrarse, sentirse
confundida. Batallar contra todo aquello que es producto de la educación
recibida que obtura el crecimiento personal, desarticular los modelos
estereotipados de lo que es ser mujer, es una tarea fértil, permanente y
necesaria para la construcción de la subjetividad femenina.
En la búsqueda se
produce un despliegue de energía que hace gala de una enorme vitalidad. Aquellas mujeres
que se atreven a comprometerse con su propio desarrollo y crecimiento,
legitimando sus sentimientos de valoración personal, se convierten en dueñas de
sus elecciones y decisiones, con sus consiguientes aciertos y equivocaciones.
Son menos idealizadoras, menos dependientes, se conectan con lo mejor de la
singularidad de sus emociones, se atreven a correr riesgos, son más realistas,
seguras y femeninas.
Es necesario
aprender a construir la propia imagen con una identidad firme y consustanciada,
cuyo patrimonio sustancial es el propio deseo.
Entendiendo que
somos personas, con cuerpos, mentes historia familiar, etc. lo que se haga con
ellos es nuestra responsabilidad. Como dice Sartre:"
No importa lo que la historia ha hecho con el hombre, sino lo que el hombre hace
con lo que la historia ha hecho de él".
Algunos indicios que intentan dar cuenta de una autoestima baja:
-Labilidad Afectiva: Cambios en el humor
-Vulnerabilidad
extrema ante las heridas o los fracasos
-Inhibiciones de
cualquier tipo
-Angustia difusa
-Necesitar
demasiado del reconocimiento y admiración de los demás
-Compararse
permanentemente
-Idealizar mucho
a personas o situaciones
-No sostener
coherencia entre el sentir, pensar y actuar
-Fuertes
sentimientos de culpabilidad
-Conductas
saboteadoras
-Fuerte atracción
hacia el sufrimiento
-Dificultades
para procesar y elaborar duelos
-Empobrecimiento
del yo
-Dificultad para
disfrutar de situaciones placenteras
-Amar desde
sentimientos ambivalentes
-Desde la
experiencia subjetiva, una pobre apreciación de sí misma.
Es importante
aliarse con una gran dosis de :
-Respetarse y
pedir ser respetada.
-Ser capaz de
sentir alegría y disfrutar de situaciones placenteras.
-Permitirse
sentir tristeza sin caer en una depresión.
-Tomar conciencia
de las propias virtudes y vulnerabilidades.
-Poder confrontar
conflictos, vivenciando un fuerte sentido
de la vida y de la propia identidad.
-Tener proyectos,
metas, objetivos que estén en relación con las posibilidades reales de
llevarlos a cabo.
-Reconocer crisis
vitales.
-Manejo de
sentimientos de culpa.
-Tolerar
situaciones dolorosas sin dañarse física o psicológicamente.
-Disfrutar de la
sexualidad.
-Capacidad para
elaborar duelos.
-Encontrar
permiso para quererse, con lo que se es, cómo se es y con lo que se tiene.
Me parece
importante destacar como ejemplo de lucha por la vida, convirtiendo el dolor en arte, un fragmento de la
biografía de Frida Kahlo narrada por Rauda Jamis: "la vida de
FK es una fábula donde la muerte persiste como un fantasma. Nacida en México en 1907, desde su infancia el dolor entró en su cuerpo para no salir jamás.
Sufrió intervenciones quirúrgicas en la columna vertebral, le fue amputada una
pierna (...) Así, la pintura vino a ella por el tormento y los dolores que
soportaba. Toda su energía
fue canalizada en la pintura y el amor. El sentido
profundo de la obra de FK es su pintura autobiográfica de total sinceridad,
pintura trágica que se refiere siempre a la vida interior, refinada y sangrante
entre el dolor y la exaltación de la vida".
Dice Frida Kahlo:" El
accidente determinó tantas cosas me parece desde el elemento pintura hasta mi
modo de amar. Tanto deseo de sobrevivir implicaba grandes exigencias de la
vida. He esperado mucho, conciente a cada paso de que había estado a punto de
perderla. No había cosas a medias, tenía que ser todo o nada.
De la vida, del
amor yo he tenido una sed inextinguible. ¿Hay
masoquismo, perversidad, en la representación de este cuerpo desollado? Dejo a quién
corresponda la tarea de analizar semejante destino, marcado en la piel. En cambio no le
reconozco a nadie el derecho de juzgar mis heridas reales o simbólicas. Ahí se
inscribió mi vida con hierro al rojo, mi envoltura era transparente. Se apoderó
de mí demasiado, poseyéndome todo el tiempo. En cambio aún con toda aquella
dureza, yo lo sentí más cerca. No hay derecho a juzgar una vida tan densa, ni
su fuerza, traducida en la pintura"
En palabras de Rauda Jamis; " Frida Kahlo, ser humano,
tuvo que tomar conciencia, por los hechos de la vida, de la plena existencia de
su cuerpo, Frida Kahlo, mujer abrió su cuerpo y expresó lo que sentía en él.
Lo que sentía era
tan violento que si no hubiera tratado
inmediatamente de identificarlo y luego ordenarlo, hubiera podido volverse
loca, abrumada por cosas y dolores que no habría comprendido, mucho menos
dominado."
Como bien lo expresa la misma pintora "Emparedar el
propio sufrimiento es correr el riesgo de dejarse devorar por él, desde
adentro, por lo menos vagos e insensatos. Que la fuerza de lo que no se expresa
es implosiva, arrasadora, autodestructiva. Expresar es
empezar a liberarse”.