LOS NIÑOS
DIFÍCILES
“Los niños
se encuentran en las fuentes del saber. Son metafísicos. Seres que
plantean las verdaderas preguntas. Como los investigadores buscan respuestas”.
Françoise Dolto
¿Por qué a
los niños de hoy se los observa tan rebeldes y desafiantes?, ¿por qué los
padres están tan desconcertados y
preocupados, sin saber que hacer, cómo reaccionar frente a estos niños?. Porqué
se rebelan? ¿Ante qué situaciones o personas lo hacen?.
Estos y otros interrogantes tienen
que ver con la escucha cotidiana en la clínica con niños, donde la impotencia
de muchos padres frente a los avatares de la crianza, sobre todo en la niñez y
adolescencia los deja como desenlazados, sin rumbo, desbrujulados para enfrentar
a estos niños que se manifiestan como caprichosos, rebeldes, desafiantes, etc.
Cuando
un niño transgrede las reglas Qué está queriendo decir y no puede con su
accionar? Contra quién se rebela?.
Estos niños no encuentran otra
forma de manifestar sus angustias que no sea a través del oposicionismo, falta
de capacidad de espera, baja tolerancia a la frustración, negativismo un juego
desordenado y ansíogeno. Son niños hiperactivos, nerviosos, parecería que nada
ni nadie los puede calmar. Donde la urgencia y la inmediatez los cruza en su
vida cotidiana, donde la transgresión es la regla.
Todo este peregrinaje de síntomas
deben ser considerados dentro del contexto familiar, cultural y social, dónde
la mirada de los adultos que rodean a estos niños son los que le adjudican
significaciones a las conductas infantiles.
Para un buen desarrollo de la
personalidad infantil es necesario que los adultos responsables acompañen a
estos niños en su crecimiento, brindándoles una imágen de si mismo valorada que
no es lo mismo que sobrevalorada, esto se logra a través de la transmisión de
valores, principios, creencias. Ayudar a un niño a reflexionar sobre lo que
está bien o mal, lo que puede hacer o no, no solo es un acto de amor, sino
también una actitud creativa. Respetarlo
para que él pueda aprender a respetar a los demás, o sea, que la función de
reflexión de los adultos es una herramienta eficaz para ayudar a estos chicos
desatados que carecen de un discurso familiar sostenedor de criterios para
lograr un buen desarrollo cognitivo y
madurez emocional.
Lo que quiero decir que se
necesita de esa capacidad de “ahijar”, “anidar”, para ir construyendo un
artesanado afectivo, integrativo de maduración que es lo que conlleva a un
desarrollo evolutivo, sembrando un terreno fértil para que la personalidad
vaya hacia una mejor maduración.
El amor, las palabras, la
ternura, contención, los mensajes claros, los cuidados resultan ser operaciones
psíquicas que actúan como resortes para construir una subjetividad más
saludable.
Dentro de las conductas que manifiestan los niños difíciles nos encontramos con niños agresivos, niños desafiantes, niños rebeldes, transgresores e impulsivos, oposicionistas de los cuales hablaré en un próximo articulo.
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