miércoles, 9 de enero de 2013


Un Malestar actual

PATOLOGIZACION Y MEDICALIZACION EN LA VIDA COTIDIANA
Una mirada sociológica



"Nuestra infancia pasada siempre está conservada en sus más ínfimos detalles. Todo lo que hemos sentido, percibido, querido, desde nuestro primer despertar, vive hoy en nosotros y nos hace actuar." 
                                                                         Juan David Nasio



¿Cuáles son los factores que explican un avance sobre la patologización y la medicalización de la infancia? ¿A que se debe que exista un aumento en los chicos que son medicados por diversos trastornos? ¿Que intereses se ponen en juego en la medicalización de la población y que nociones de salud-enfermedad se construyen como derivados?
Es un hecho de amplio conocimiento que cada vez más, son los chicos y adolecentes a los que se les prescribe diferentes medicamentos para manejar diversos trastornos que padecerían. Es precisamente a lo extendida que se encuentra esta situación en la sociedad por lo que se abren múltiples caminos a seguir; por un lado, se naturaliza el consumo de medicamentos por parte de estos sectores – Y los padres mismos empiezan a concebir a esta, como la salida “natural” ante determinados comportamientos que salen de lo “normal” de sus hijos-. Por otro lado, se abren cuestionamientos y debates en torno de porque se suceden estas cosas y cual es su funcionalidad en la sociedad actual.
En este sentido, es importante comprender el momento socio-histórico de las sociedades actuales como un momento de transición. Históricamente, los momentos de transición se caracterizan por ser situaciones en las cuales los cambios son tan veloces y abruptos que los referentes y modelos tradicionales quedan obsoletos a la hora de explicarlos. En esta línea, estos procesos se ven agudizados por el marco general en el que las sociedades actuales se sitúan: la globalización y mundialización de los mercados, lo cual a su vez aumenta la velocidad de los cambios y las necesidades de los diferentes mercados nacionales y mundiales. En consecuencia y como resultado de estos procesos que se acoplan y desacoplan a una velocidad máxima, los modelos explicativos tradicionales tales como la religión, van perdiendo utilidad a la hora de explicar la sucesión de cambios que ocurren. Simultáneamente y en función con nuestra herencia moderna, la post-modernidad o como algunos autores la denomina, la súper modernidad, produce una intensificación de las explicaciones racionales sobre el mundo social a la vez que una eclosión de todos los discursos, ideales y referentes modernos. En este sentido entonces, las sociedades actuales, se enmarcan en un proceso general en el cual se da un avance de las explicaciones psicoanalíticas y biológicas acerca de temas que en otros momentos formaban parte de la potestad de la Religión, la Medicina, etc. En esta línea, y coincidiendo con lo señalado por la Socióloga Marroquí Eva lIlouz, esto genera un proceso de intelectualización y racionalización de temas que tradicionalmente se encontraban por fuera del ámbito científico y más vinculados con lo místico o irracional. La autora considera en uno de sus últimos libros que esto es lo que sucede con el amor y los vínculos románticos en la era actual. (E. Illouz, 2012)
Ahora bien, todo lo mencionado hasta el momento, se conjuga con un momento del desarrollo del modelo de producción capitalista especifico, en el cual la cultura del consumo, la superproducción y la producción en masa son funcionales a la etapa en la cual se encuentra el modelo de acumulación de capital. En este marco, se necesitan de individuos activos y sanos que no dejen de producir ni de consumir en ningún momento.
En esta línea el avance de la medicalización y la patolgización en la infancia y la adolescencia estaría respondiendo a una necesidad de control de la productividad tanto de los adultos como de los chicos. Es necesario remarcar, que tanto la adolescencia como la infancia son momentos vitales de mayor vulnerabilidad, y es interesante explorar como la medicalización y patologización de estas etapas, en las sociedades actuales, se constituyen como formas de gestionar esa vulnerabilidad.
En este sentido, y retomando lo señalado por Michael Foucault, las nociones de salud y enfermedad son construcciones histórico sociales, que van variando en relación a los diferentes contextos socio-históricos. En el marco de las sociedades actuales, el avance de las explicaciones psicoanalíticas y biologicistas sobre diferentes áreas de la vida social e individual construyen una noción de patología que desvincula el síntoma del contexto vital y social del individuo teniendo como objetivo principal eliminarlo. Aquí, aparece la medicalización y los intereses de los grandes laboratorios, que buscan “tapar” el síntoma con el objeto de que el individuo continúe siendo productivo. Esta manera de abordar el síntoma se fundamenta en el supuesto de que todo individuo es sufriente de una patología diferente y cuanto antes se aborde el síntoma más rápido el individuo recobrara el “estado normal” y se encuentra presto a continuar sus funciones sociales.
Esta forma de gestionar la vulnerabilidad característica de la infancia y la adolescencia que tienen las sociedades actuales, tiene como resultado el abordaje objetivo y pragmático de la sintomatología, sin cuestionar las causas sociales, familiares o contextuales de los diferentes síntomas. En consecuencia, diferentes síntomas se transforman en diagnósticos de diversos tipos de trastornos que han de ser controlados a través de variados medicamentos, lo cual se vincula directamente con los intereses económicos y productivos de los grandes laboratorios y la industria Farmacéutica.
El dictado social de inmediatez e instantaneidad, propio de los mecanismos de la post-modernidad funciona de esta manera, en la forma de abordar las sintomatologías de la Infancia y la adolescencia, así como también, en la función de brindar soluciones y respuestas ante las preocupaciones de los adultos frente al sufrimiento de sus hijos.
Retomando lo señalado por Foucault respecto a lo contextual de las nociones de Enfermedad-salud, las sociedades actuales estarían construyendo una noción de patología que estaría vinculada a la ausencia de sufrimiento. Esto pone de manifiesto una progresiva intolerancia por parte de la sociedad a los momentos de vulnerabilidad o sufrimiento de los individuos. Por ende, la Infancia y la adolescencia como momentos vitales de mayor vulnerabilidad se patologizan y en consecuencia medicalizan, ya que haría falta controlarlos de alguna manera- lo mas rápido posible-, para que vuelvan a su funcionamiento “normal”. Se confunde el padecer con un problema estructural que hace falta controlar, y que alimenta a la industria farmacéutica mundial. En consecuencia, se tapa la angustia momentáneamente con el medicamento, sin resolver el padecimiento de base, generando de esta forma un ciclo padecimiento-medicalización-nuevo padecimiento-nueva medicalización.
Desde esta perspectiva, mientras que no se resuelvan las causas de base que se hallan en los fundamentos de cualquier padecimiento individual o social, no se hace más que atacar el síntoma, sin buscar resolver ni comprender los factores mas estructurales y contextuales que están jugando. Este tipo de soluciones a corto plazo que nos brindan las sociedades actuales, son funcionales a los intereses y las necesidades del modelo de acumulación de capital y de organización del trabajo que en estos momentos de su desarrollo, priorizan la inmediatez, la productividad y pro-actividad de los individuos. Es así, como la medicalización de la Infancia y la adolescencia no solo se constituye como una forma de gestionar a corto plazo la vulnerabilidad característica de estas etapas vitales, sino también como una solución inmediata ante las preocupaciones de los adultos y las formas de abordar el padecimiento de sus hijos.

                                                                                            Lic. Liliana Cuniglio –Psicóloga
                                                                                           Lic. Paz Rozados - Socióloga
                                                                                                                                                                                                                                                                                                

viernes, 26 de octubre de 2012

Un malestar actual: Como influye hoy el miedo en la crianza de los hijos



 
 
"La vida no debería echarlo a uno de la niñez, sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud".
Quino
 


El miedo quita confianza a la autoridad paterna, existen padres que no marcan limites porque temen a la reacción de sus hijos. El miedo no nutre, fragiliza y a veces también paraliza.
  Sentirse confiado en el rol de padre disfrutar de la función con respeto y firmeza es lo que conlleva a crear la autoridad paterno-materna, criar, educar implica ayudar a crecer, acunar, ahijar.
  La confianza es un sentimiento vital, si no se la practica se puede quedar atrapado en los propios temores, estos pueden llevar a un discurso confuso y ambivalente cuya mayor consecuencia es el desmedro de la firmeza, generándose así fuertes sentimientos de inseguridad.
  Algunos padres inoculan miedos en sus hijos, no hacen más que transmitir inseguridad. Estar atento no es lo mismo que estar asustado, los hijos observan y sacan sus propias conclusiones, por esta razón la autoridad de los padres es una posición en la vida, que ayuda a conducir, acompañar los procesos vitales de los chicos.
  Los chicos que desafían, que provocan son chicos que buscan sentir la fortaleza de un adulto para poder sentirse protegidos.
  Existen padres que les tienen miedo a sus hijos, son como una especie de presos atemorizados, no pueden convertirse en dueños de su propia autoridad. Manteniendose responsables en la capacidad de dar respuestas contenedoras, que abracen la verdad aunque el miedo a equivocarse no los quite de su función, porque éste conlleva a omitir la función paterno-materna por miedo a no dar una respuesta adecuada. Este temor encierra la creencia que uno como padre, cuando se equivoca pierde autoridad, de este modo el miedo a equivocarse es lo que acarrea a cometer más errores.

 
"Para alcanzar un sentido más profundo, hay que ser capaz de trascender los estrechos limites de la existencia centrada en uno mismo, y creer que uno puede hacer una importante contribución a la vida, si no ahora, en el futuro"
                        Bruno Bettelheim (Psicoanalisis de los cuentos de hadas)

viernes, 14 de septiembre de 2012


JOVENES NI-NI

"Amar a un niño no significa darle todo lo que desea,
amarlo es ayudarlo a encontrar lo mejor de si mismo, enseñarle a amar lo difícil."
Nadia Boulanger

El concepto de “generación ni-ni” es resultado de una serie de investigaciones en España, el cual alude a aquellos jóvenes que carecen de cualquier tipo de proyecto vital. Jóvenes de hogares con padres desorientados, que parecen haber perdido el rumbo para poder ayudar a sus hijos a encauzarse. Son adolescentes trabados, estancados que al no saber lo que quieren sufren de carencia de deseo, aunque son consumistas, no se atreven a crecer.
En vez de enfrentarse con los temores y las angustias que condensa todo crecimiento, se los observa desorientados, abúlicos, despreocupados por su futuro, no pueden traspasar la inmediatez. En la sociedad del “llame ya”, conducta que favorece y facilita el deseo inmediato, se posterga la capacidad de espera que es un recurso interno necesario para transitar el camino del desarrollo emocional, el no poder posponer el deseo puede conducir al escenario de las adicciones.
Estos jóvenes no pueden encontrar en sus vidas el sentido de la responsabilidad, no cuentan con capacidad de tomar decisiones. Se los observa desorientados vocacionalmente, cronificando de este modo la adolescencia, la cual, se sabe cuándo comienza pero no cuando termina.
Se observa a los ni-ni que estudian pero no pueden terminar la escuela secundaria, deben materias, se convierten en estudiantes crónicos. Son hijos que no están dispuestos a dejar las comodidades familiares, no se animan a despegar, quedan atrapados y detenidos en un círculo vicioso que no les permite madurar. Sufren temores y ansiedades ante la posibilidad de salir de este atolladero, sienten culpa y bronca al mismo tiempo, son rehenes de sus sufrimientos.
Construyen lazos virtuales, tienen un millón de amigos pero ningún vínculo sustentable en valores, la amistad y la comunicación abarcan cantidades pero no cualidades. A pesar de tener tantos amigos en las redes sociales, se los observa solitarios, pesimistas y oposicionistas.
Es necesario nombrar el excesivo consumo de alcohol que existe en la juventud en general. Hacen la “previa” en una casa antes de ir al boliche, o sea, se anestesian, antes, durante y después para poder sentir que se pueden divertir. ¿ Que necesitan anestesiar? La posibilidad de madurar donde el alcohol actúa en lugar de un recurso interno porque es un facilitador de la desinhibición.
En el imaginario social adolescente lo que se juega es animarse al “descontrol”. ¿Descontrolarse para qué? Para no sentir la presión existencial de ser alguien en su vida, en sus proyectos.
Es necesario analizar esta sociedad consumista y la trastocación de sus valores donde la urgencia del consumo inmediato cobra demasiado predominio. Esto conlleva a no poder proponerse metas que requieran de tiempo y esfuerzo. Este último es un valor escaso en nuestros jóvenes pero es él mismo el que ayuda a construir recursos internos para enfrentar los avatares de la vida. Esfuerzo y constancia parecen dos valores anacrónicos y en desuso. No saber lo que se quiere, no poder elegir ni decidir ni encontrar alternativas caracteriza a la mayor parte de los jóvenes de hoy. O sea que esta generación es una manera de ser en la vida, en pocas palabras, esta generación hipoteca su futuro. El no poder enfrentar, tomar decisiones los deja en la chatura de un no-crecimiento, sin posibilidad de andar ningún camino, el desafío es poder enfrentar los propios miedos y temores.
Para hacerlo más gráfico, como dicen los Auténticos Decadentes: “Yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar, quiero tocar la guitarra todo el día….”

¿Cómo son los padres de estos jóvenes?
Son padres que se mueven entre la exigencia y la complacencia. Se sienten desorientados o resignados, sobreprotegen o descuidan. Presentan dificultades para desapegar y desapegarse de los hijos en pos de su desarrollo, porque no saben entender los tiempos de crecimiento subjetivo.
La pareja parental no puede unir criterios de educación, para poder propiciar espacios de diálogo compartido, revisar proyectos, expectativas familiares. Necesitan evitarles todo tipo de sufrimiento y frustraciones, son padres que no se animan a contradecir a sus hijos porque son temerosos de sus reacciones. Aquí se corre el riesgo de que se inviertan los roles, de esta manera, los vínculos quedan confundidos y lastimados.
Son padres que les cuesta registrar los padecimientos de sus hijos y tratan de tapar esta dificultad con cosas materiales, acumulan tecnología pero les falta existencialismo. Esto ocurre porque estos padres no se pueden conectar con sus propios sufrimientos, por ende, el hijo ni-ni proviene de una familia con un modo de relación disfuncional.
Es importante que los padres puedan:
-Unir criterios.
-Transmitir principios y valores.
- No caer en el doble mensaje que desdobla el psiquismo y produce mucha confusión.
-La comunicación fluida que implica saber escuchar y poder ser escuchado.
-Llegar a acuerdos y negociaciones.
-Motivar la capacidad de espera en vez de responder a lo que la sociedad dicta que hay que consumir.
-Transmitir confianza, que nace de la firmeza y satisfacción que se siente en el rol de ser padres.
-Saber diferenciar lo importante de lo urgente y lo emergente.
-Pensar que nuestros hijos observan nuestros comportamientos. No se puede pedir lo que no se da.
-No resolver o tomar decisiones por ellos.
También en palabras de los Auténticos decadentes: “Vos mejor que te afeites, mejor que labures, mejor que te cases, ya me cansé de ser tu fuente de dinero, te voy a dar con la guitarra de sombrero”
Algunos datos interesantes…..
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo indica que en América Latina 22 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, lo que significa que el 21% de la población de 16 a 29 años de la región no se dedica a nada.. (http://elecodelospasos.over-blog.com)
Ségun el estudio desarrollado por los Sociólogos Romero y Guillermo Perez Sosto Dos de cada diez del total de seis millones de argentinos de entre 15 y 24 años no tiene ganas de nada. Muchos ya ni siquiera buscan empleo. En la Argentina hay 900 mil jóvenes que descreen del esfuerzo como una herramienta para progresar. Existen 3.253.000 de adolescentes de 15 a 19 años y 3.174.000 de jóvenes adultos de 20 a 24 años: en total, unos 6.427.000 de chicos que representan al 20% de la población total que no se dedica a nada.

Françoise Dolto:
" Despertar a los padres para que encuentren una solución que les permita mejorar la relación con sus hijos, respetándolos como personas y, a la vez, siendo respetados no como una autoridad arbitraria, sino como padres que, por serlo no siempre tienen la razón."




viernes, 31 de agosto de 2012

Conclusiones: Niños Difíciles


"Los Niños desde muy pequeños tienen ya un largo pasado: El suyo, y además el de sus padres."                                                                                      Françoise Dolto 


    El oposicionismo, impulsividad, negativismo deben ser considerados dentro de un contexto cultural, social y familiar.
    La mirada de los adultos son las que determinan significados a las conductas de los chicos, no se puede quedar solo observando los síntomas, sino ver que se hace con ellos, osea, hay que mirar más allá de éstos, qué nos quieren decir. Encapsular estigmatizar, rotular es más fácil que entender, en definitiva, que educar.
    Aquí se ponen en juego los deseos y expectativas de los padres, denotando el lugar que viene a ocupar ese chico en la estructura familiar. El Vínculo parental, aliena o sostiene, según funcionen las movilidades psíquicas subjetivas con que cada padre cuenta en su historia familiar. Apropiarse de una posición adulta como padres implica desarmar el enredo entre fantasma y realidad, entre pasado y presente.
    La función paterno-materna, no es un mero hecho biológico, sino que tiene que ver con la posibilidad de renunciar a ser propietario de los hijos.


    "A veces son los padres quienes demandan la curación de un hijo que se muestra nervioso y rebelde. Para ellos, un niño sano que no crea dificultad alguna a los padres y solo satisfacciones le procura. 
El médico puede conseguir, en efecto, el restablecimiento del niño, pero después de su curación sigue aquel sus propios caminos más decididamente que antes, y los padres reciben de él todavía mayor descontento."
                                                                                                        Sigmund Freud


viernes, 10 de agosto de 2012


Niños Oposicionistas


“La paternidad, se ejerce desde el comienzo sin “saber del oficio”                                                                                                                                                                             Juan Manuel Serrat

El oposcicionismo tanto como el negativismo son conductas que dan cuenta de una resistencia del chico ante actitudes de adultos marcadas desde la imposición. Apareciendo así una especie de pulseada dónde padres e hijos se trenzan por el poder, o sea, quién domina a quién. Cuando esta necesidad de dominar entre el chico y los padres, u otros adultos, hace que se desvanezca la figura de autoridad. Adultos desconcertados ante los manejos infantiles imponen en vez de escuchar  y calmar la prepotencia de un chico que no sabe qué hacer con su sufrimiento, por eso trata de imponerse, e igualar al adulto de quién necesita una respuesta diferente y madura ante la angustia que invade su psiquismo con la cual no sabe que hacer.

                En el negativismo hay que buscar una herida narcisista que produjo una ofensa. Desde esta perspectiva el negativismo será tanto más fuerte cuanto más esté cuestionada la autoestima por parte de las figuras significativas, algunos adultos que padecen de pobreza subjetiva, o un alto grado de narcisismo, dan cuenta que no han podido encontrar recursos internos sustanciales para la propia organización psíquica.

                Como dice E. Fromm “El amor de un padre debe regirse por principios y expectaciones debe ser paciente y tolerante, no amenazador y autoritario”

lunes, 16 de julio de 2012

Chicos Impulsivos y transgresores




El juego es "la ocupación más intensa del niño" dice Freud en El Poeta y los sueños diurnos. Y la más preferida. Un niño que puede jugar, podemos decir "se conduce como un poeta"(...)
                                                                   Sigmund Freud (1908)

La impulsividad da cuenta de una conducta rebelde y en cualquier acto de rebeldía de estos chicos se manifiesta un cuestionamiento a cualquier persona que represente una autoridad en un contexto determinado como la familia, la escuela, etc.
 Lo que buscan estos niños es siempre imponer su ley propia a través de conductas omnipotentes donde no se contemplan los derechos de los demás sino los propios.

  ¿Rebeldía e impulsividad significan lo mismo?

La diferencia estriba que en un acto de rebeldía no existe la  posibilidad de espera para la descarga, no media el pensamiento, osea, que hay chicos que actúan sin pensar y están los que piensan y no pueden esperar para poner en movimiento sus pensamientos.
   Son chicos hiperkinéticos, desordenados, ansiosos, no saben distinguir lo que es pelear de lo que es jugar a pelear, por eso se desbordan. Se muestran sobreexcitados. A estos chicos hay que abordarlos marcándoles pautas que tengan que ver con pausas, moderación, dosificación, acompañándolos para que la dinámica psíquica pueda convertirse en conductas más maduras, donde aprender a pensar es una herramienta valiosísima para poder manejar los impulsos para lograr hacerse escuchar a través de un diálogo, y no de sus impulsos. Todo esto conlleva a que se transforme la necesidad imperiosa de la inmediatez impulsiva a construir un espacio donde la palabra haga crecer  otro espacio que de lugar primero al pensamiento, encontrando así terrenos vitales para los malestares emocionales que el chico quiere mostrar con su conducta, ayudando a sí a construir una subjetividad más reflexiva ante los riesgos que contienen las conductas impulsivas. 

viernes, 13 de julio de 2012


NIÑOS DESAFIANTES





"Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar."
                                                              J.M Serrat

Los niños desafiantes son aquellos que tienen una tendencia oposcicionista les cuesta aceptar normas y reglas, son contestatarios desde muy pequeños. Estos chicos detectan con facilidad la impotencia de los adultos antes sus actitudes, por ende se sienten con mucho poder sobre ellos. Pero al mismo tiempo este poder los deja terriblemente desamparados y desprotegidos de una respuesta necesariamente firme por parte de la mirada adulta.

    El riesgo que conlleva estas conductas es que cuando se queda instalado en una posición de enfrentamiento permanente se puede caer en conductas autodestructivas.
   Me preocupa y mucho que alguno de estos chicos sean medicados psiquiatricamente por que no aceptan normas en vez de averiguar que les pasa o a que normas no pueden ajustarse.

   En tanto padres e hijos queden enfrentados pulseando para constatar quién puede más, no hace más que quedar atrapados en una confrontación narcisista donde queda denunciada la fragilidad de todos en un plano de igualdad. Por ende aquí es necesario recuperar y diferenciar el rol adulto, devolviéndole al chico su lugar de niño en la interacción familiar, donde este niño sea reconocido como un individuo infantil.

   A veces se ven chicos que aparecen como todopoderosos, pero en el fondo están muy asustados frente a reglas que no comprenden, que son ambivalentes que lo confunden. Un entorno que en vez de poner límites invade y controla aquí se ponen en juego las expectativas narcisistas que los padres tienen hacia estos chicos. Es en este momento cuando se vuelve desafiante por que no quiere cumplir con estas expectativas, necesita ser aceptado como es y no como los padres quisieran que fuera. O sea en tanto los adultos no garanticen cuidado, aceptación, protección quedan en un plano de igualdad donde el chico se siente desvalido por eso se rebela, se torna desafiante ante la idealización de los padres.

   Esto constituye un sufrimiento que el chico no puede expresar de otra manera. Un niño que se muestra como omnipotente frente al contexto que lo rodea, no solo deja expuesta la impotencia de los adultos frente a los avatares de la vida cotidiana con respecto a la niñez, sino que es un chico que sufre porque no es escuchado ni mirado en su subjetividad, efectos que resultan desestabilizantes para su ulterior desarrollo evolutivo porque pueden responder con síntomas que se vuelven contra sí mismos.