Un Malestar actual
PATOLOGIZACION Y MEDICALIZACION EN LA VIDA COTIDIANA
Una mirada sociológica
"Nuestra infancia pasada siempre está conservada en sus más ínfimos detalles. Todo lo que hemos sentido, percibido, querido, desde nuestro primer despertar, vive hoy en nosotros y nos hace actuar."
Juan David Nasio
¿Cuáles
son los factores que explican un avance sobre la patologización y la
medicalización de la infancia? ¿A que se debe que exista un aumento en los
chicos que son medicados por diversos trastornos? ¿Que intereses se ponen en
juego en la medicalización de la población y que nociones de salud-enfermedad
se construyen como derivados?
Es un hecho de amplio
conocimiento que cada vez más, son los chicos y adolecentes a los que se les
prescribe diferentes medicamentos para manejar diversos trastornos que
padecerían. Es precisamente a lo extendida que se encuentra esta situación en
la sociedad por lo que se abren múltiples caminos a seguir; por un lado, se
naturaliza el consumo de medicamentos por parte de estos sectores – Y los
padres mismos empiezan a concebir a esta, como la salida “natural” ante
determinados comportamientos que salen de lo “normal” de sus hijos-. Por otro
lado, se abren cuestionamientos y debates en torno de porque se suceden estas
cosas y cual es su funcionalidad en la sociedad actual.
En este sentido, es
importante comprender el momento socio-histórico de las sociedades actuales
como un momento de transición.
Históricamente, los momentos de transición se caracterizan por ser situaciones
en las cuales los cambios son tan veloces y abruptos que los referentes y
modelos tradicionales quedan obsoletos a la hora de explicarlos. En esta línea,
estos procesos se ven agudizados por el marco general en el que las sociedades
actuales se sitúan: la globalización y mundialización de los mercados, lo cual
a su vez aumenta la velocidad de los cambios y las necesidades de los diferentes
mercados nacionales y mundiales. En consecuencia y como resultado de estos
procesos que se acoplan y desacoplan a una velocidad máxima, los modelos
explicativos tradicionales tales como la religión, van perdiendo utilidad a la
hora de explicar la sucesión de cambios que ocurren. Simultáneamente y en
función con nuestra herencia moderna, la post-modernidad o como algunos autores
la denomina, la súper modernidad, produce una intensificación de las
explicaciones racionales sobre el mundo social a la vez que una eclosión de
todos los discursos, ideales y referentes modernos. En este sentido entonces,
las sociedades actuales, se enmarcan en un proceso general en el cual se da un
avance de las explicaciones psicoanalíticas y biológicas acerca de temas que en
otros momentos formaban parte de la potestad de la Religión, la Medicina, etc.
En esta línea, y coincidiendo con lo señalado por la Socióloga Marroquí Eva lIlouz,
esto genera un proceso de intelectualización y racionalización de temas que
tradicionalmente se encontraban por fuera del ámbito científico y más
vinculados con lo místico o irracional. La autora considera en uno de sus
últimos libros que esto es lo que sucede con el amor y los vínculos románticos
en la era actual. (E. Illouz, 2012)
Ahora bien, todo lo
mencionado hasta el momento, se conjuga con un momento del desarrollo del
modelo de producción capitalista especifico, en el cual la cultura del consumo,
la superproducción y la producción en masa son funcionales a la etapa en la
cual se encuentra el modelo de acumulación de capital. En este marco, se
necesitan de individuos activos y sanos que no dejen de producir ni de consumir
en ningún momento.
En esta línea el avance de
la medicalización y la patolgización en la infancia y la adolescencia estaría
respondiendo a una necesidad de control de la productividad tanto de los
adultos como de los chicos. Es necesario remarcar, que tanto la adolescencia
como la infancia son momentos vitales de mayor vulnerabilidad, y es interesante
explorar como la medicalización y patologización de estas etapas, en las
sociedades actuales, se constituyen como formas de gestionar esa
vulnerabilidad.
En este sentido, y retomando
lo señalado por Michael Foucault, las nociones de salud y enfermedad son
construcciones histórico sociales, que van variando en relación a los
diferentes contextos socio-históricos. En el marco de las sociedades actuales,
el avance de las explicaciones psicoanalíticas y biologicistas sobre diferentes
áreas de la vida social e individual construyen una noción de patología que
desvincula el síntoma del contexto vital y social del individuo teniendo como
objetivo principal eliminarlo. Aquí, aparece la medicalización y los intereses
de los grandes laboratorios, que buscan “tapar” el síntoma con el objeto de que
el individuo continúe siendo productivo. Esta manera de abordar el síntoma se
fundamenta en el supuesto de que todo individuo es sufriente de una patología
diferente y cuanto antes se aborde el síntoma más rápido el individuo recobrara
el “estado normal” y se encuentra presto a continuar sus funciones sociales.
Esta forma de gestionar la
vulnerabilidad característica de la infancia y la adolescencia que tienen las
sociedades actuales, tiene como resultado el abordaje objetivo y pragmático de
la sintomatología, sin cuestionar las causas sociales, familiares o
contextuales de los diferentes síntomas. En consecuencia, diferentes síntomas
se transforman en diagnósticos de diversos tipos de trastornos que han de ser
controlados a través de variados medicamentos, lo cual se vincula directamente
con los intereses económicos y productivos de los grandes laboratorios y la
industria Farmacéutica.
El dictado social de inmediatez
e instantaneidad, propio de los mecanismos de la post-modernidad funciona de
esta manera, en la forma de abordar las sintomatologías de la Infancia y la adolescencia,
así como también, en la función de brindar soluciones y respuestas ante las
preocupaciones de los adultos frente al sufrimiento de sus hijos.
Retomando lo señalado por
Foucault respecto a lo contextual de las nociones de Enfermedad-salud, las
sociedades actuales estarían construyendo una noción de patología que estaría
vinculada a la ausencia de sufrimiento. Esto pone de manifiesto una progresiva
intolerancia por parte de la sociedad a los momentos de vulnerabilidad o
sufrimiento de los individuos. Por ende, la Infancia y la adolescencia como
momentos vitales de mayor vulnerabilidad se patologizan y en consecuencia
medicalizan, ya que haría falta controlarlos de alguna manera- lo mas rápido
posible-, para que vuelvan a su funcionamiento “normal”. Se confunde el padecer
con un problema estructural que hace falta controlar, y que alimenta a la
industria farmacéutica mundial. En consecuencia, se tapa la angustia
momentáneamente con el medicamento, sin resolver el padecimiento de base,
generando de esta forma un ciclo padecimiento-medicalización-nuevo
padecimiento-nueva medicalización.
Desde esta perspectiva,
mientras que no se resuelvan las causas de base que se hallan en los
fundamentos de cualquier padecimiento individual o social, no se hace más que atacar
el síntoma, sin buscar resolver ni comprender los factores mas estructurales y
contextuales que están jugando. Este tipo de soluciones a corto plazo que nos
brindan las sociedades actuales, son funcionales a los intereses y las
necesidades del modelo de acumulación de capital y de organización del trabajo
que en estos momentos de su desarrollo, priorizan la inmediatez, la
productividad y pro-actividad de los individuos. Es así, como la medicalización
de la Infancia y la adolescencia no solo se constituye como una forma de
gestionar a corto plazo la vulnerabilidad característica de estas etapas
vitales, sino también como una solución inmediata ante las preocupaciones de
los adultos y las formas de abordar el padecimiento de sus hijos.
Lic. Liliana Cuniglio –Psicóloga
Lic. Paz Rozados - Socióloga
Lic. Paz Rozados - Socióloga