JOVENES NI-NI
"Amar a un niño no significa darle todo lo que desea,
amarlo es ayudarlo a encontrar lo mejor de si mismo, enseñarle a amar lo difícil."
amarlo es ayudarlo a encontrar lo mejor de si mismo, enseñarle a amar lo difícil."
Nadia
Boulanger
El concepto de “generación ni-ni” es resultado de una serie de
investigaciones en España, el cual alude a aquellos jóvenes que carecen de
cualquier tipo de proyecto vital. Jóvenes de hogares con padres desorientados,
que parecen haber perdido el rumbo para poder ayudar a sus hijos a encauzarse.
Son adolescentes trabados, estancados que al no saber lo que quieren sufren de
carencia de deseo, aunque son consumistas, no se atreven a crecer.
En vez de enfrentarse con los temores y las angustias que condensa
todo crecimiento, se los observa desorientados, abúlicos, despreocupados por su
futuro, no pueden traspasar la inmediatez. En la sociedad del “llame ya”,
conducta que favorece y facilita el deseo inmediato, se posterga la capacidad de
espera que es un recurso interno necesario para transitar el camino del
desarrollo emocional, el no poder posponer el deseo puede conducir al escenario
de las adicciones.
Estos jóvenes no pueden encontrar en sus vidas el sentido de la
responsabilidad, no cuentan con capacidad de tomar decisiones. Se los observa
desorientados vocacionalmente, cronificando de este modo la adolescencia, la
cual, se sabe cuándo comienza pero no cuando termina.
Se observa a los ni-ni que estudian pero no pueden terminar la
escuela secundaria, deben materias, se convierten en estudiantes crónicos. Son
hijos que no están dispuestos a dejar las comodidades familiares, no se animan a
despegar, quedan atrapados y detenidos en un círculo vicioso que no les permite
madurar. Sufren temores y ansiedades ante la posibilidad de salir de este
atolladero, sienten culpa y bronca al mismo tiempo, son rehenes de sus
sufrimientos.
Construyen lazos virtuales, tienen un millón de amigos pero ningún
vínculo sustentable en valores, la amistad y la comunicación abarcan cantidades
pero no cualidades. A pesar de tener tantos amigos en las redes sociales, se los
observa solitarios, pesimistas y oposicionistas.
Es necesario nombrar el excesivo consumo de alcohol que existe en la
juventud en general. Hacen la “previa” en una casa antes de ir al boliche, o
sea, se anestesian, antes, durante y después para poder sentir que se pueden
divertir. ¿ Que necesitan anestesiar? La posibilidad de madurar donde el alcohol
actúa en lugar de un recurso interno porque es un facilitador de la
desinhibición.
En el imaginario social adolescente lo que se juega es animarse al
“descontrol”. ¿Descontrolarse para qué? Para no sentir la presión existencial de
ser alguien en su vida, en sus proyectos.
Es necesario analizar esta sociedad consumista y la trastocación de
sus valores donde la urgencia del consumo inmediato cobra demasiado predominio.
Esto conlleva a no poder proponerse metas que requieran de tiempo y esfuerzo.
Este último es un valor escaso en nuestros jóvenes pero es él mismo el que ayuda
a construir recursos internos para enfrentar los avatares de la vida. Esfuerzo y
constancia parecen dos valores anacrónicos y en desuso. No saber lo que se
quiere, no poder elegir ni decidir ni encontrar alternativas caracteriza a la
mayor parte de los jóvenes de hoy. O sea que esta generación es una manera de
ser en la vida, en pocas palabras, esta generación hipoteca su futuro. El no
poder enfrentar, tomar decisiones los deja en la chatura de un no-crecimiento,
sin posibilidad de andar ningún camino, el desafío es poder enfrentar los
propios miedos y temores.
Para hacerlo más gráfico, como dicen los Auténticos Decadentes: “Yo
no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar, quiero tocar la
guitarra todo el día….”
¿Cómo son los padres de estos jóvenes?
Son padres que se mueven entre la exigencia y la complacencia. Se
sienten desorientados o resignados, sobreprotegen o descuidan. Presentan
dificultades para desapegar y desapegarse de los hijos en pos de su desarrollo,
porque no saben entender los tiempos de crecimiento subjetivo.
La pareja parental no puede unir criterios de educación, para poder
propiciar espacios de diálogo compartido, revisar proyectos, expectativas
familiares. Necesitan evitarles todo tipo de sufrimiento y frustraciones, son
padres que no se animan a contradecir a sus hijos porque son temerosos de sus
reacciones. Aquí se corre el riesgo de que se inviertan los roles, de esta
manera, los vínculos quedan confundidos y lastimados.
Son padres que les cuesta registrar los padecimientos de sus hijos y
tratan de tapar esta dificultad con cosas materiales, acumulan tecnología pero
les falta existencialismo. Esto ocurre porque estos padres no se pueden conectar
con sus propios sufrimientos, por ende, el hijo ni-ni proviene de una familia
con un modo de relación disfuncional.
Es importante que los padres puedan:
-Unir criterios.
-Transmitir principios y valores.
- No caer en el doble mensaje que desdobla el psiquismo y produce
mucha confusión.
-La comunicación fluida que implica saber escuchar y poder ser
escuchado.
-Llegar a acuerdos y negociaciones.
-Motivar la capacidad de espera en vez de responder a lo que la
sociedad dicta que hay que consumir.
-Transmitir confianza, que nace de la firmeza y satisfacción que se
siente en el rol de ser padres.
-Saber diferenciar lo importante de lo urgente y lo
emergente.
-Pensar que nuestros hijos observan nuestros comportamientos. No se
puede pedir lo que no se da.
-No resolver o tomar decisiones por ellos.
También en palabras de los Auténticos decadentes: “Vos mejor que te
afeites, mejor que labures, mejor que te cases, ya me cansé de ser tu fuente de
dinero, te voy a dar con la guitarra de sombrero”
Algunos datos interesantes…..
“Un informe de la Organización Internacional del Trabajo indica que en
América Latina 22 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, lo que significa
que el 21% de la población de 16 a 29 años de la región no se dedica a nada..
(http://elecodelospasos.over-blog.com)
Ségun el estudio desarrollado por los Sociólogos Romero y Guillermo Perez Sosto Dos de cada diez del total de seis millones de argentinos de entre 15 y
24 años no tiene ganas de nada. Muchos ya ni siquiera buscan empleo. En la Argentina hay 900 mil jóvenes que descreen del esfuerzo como una herramienta para
progresar. Existen 3.253.000 de adolescentes de 15 a 19 años y 3.174.000 de jóvenes adultos de 20 a 24 años: en
total, unos 6.427.000 de chicos que representan al 20% de la población total que
no se dedica a nada.
Françoise Dolto:
" Despertar a los padres para que encuentren una solución que les permita mejorar la relación con sus hijos, respetándolos como personas y, a la vez, siendo respetados no como una autoridad arbitraria, sino como padres que, por serlo no siempre tienen la razón."